Cuando en este mundo se digiera el concepto que las libertades individuales son problema de cada quien, ya no seremos mundo.
Hemos llegado a la luna, pero la conciencia sigue en el subsuelo, bajo conjeturas erradas por un concepto de “moral” piche: Eres la mejor, no hay nadie como tú para este cargo, pero tenemos que buscar alguien que nos deje la incertidumbre sobre sus intimidades.
¿Afectará eso su desempeño laboral? Quizá, quizá si no drena sus instintos tan humanos con esos videos para “Pequis”, su despacho sería una chupeta de ajo con topping de frustraciones. Lo que ella haga en Youtube, Facebook o entre las sábanas no es problema de nadie, por más que quiera compartir sus blancos ACE, es humana y tiene su corazoncito, mientras no profane el del resto, no consigo dedo que la juzgue.
¿Cuán escandalosa puede ser la normalidad? Esta clase de situaciones son tan normales como comerse una paledonia. Habría sido una bofetada para los incaducables clichés de “bonita -y chismosa- vecindad” que suben como la espuma respecto a la sexualidad y el trabajo que Costa Rica hubiera respondido con un ¡A mi me vale, esa tipa es el crack! Y te aseguro, que los niveles de popularidad ahora serían celestiales ¿Qué clase de asesores están pagando?
Entendible si se tratase de una vedette con ciertas exclusividades de uso y exposición y lo esté quebrantando con un video que la agarra infraganti, pero no es el caso.
¿Qué tiene en común el manejo del ministrado cultural costarricense y los cuentos de cama de su ministra? Un “Pequis” que los carga locos a los dos, porque para que una dama así de preparada y así de chiva le encomiende a un lente sus confesiones amorosas en trapos menores aun con el riesgo que se filtre y conociendo la regla número 1 de las chicas zánganas sobre las grabaciones, entonces es a este “Pequis” al que hay que revisar con sumo cuidado, no vaya a terminar el inspector en pelotas hablando para Youtube.
Sí yo fuera presidenta, ya esta mujerota estuviera en mi gabinete.
Los que quieren patria vengan conmigo
Fabiana Fuentes
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